El monseñor Juan María Agurto, Obispo de Ancud, expresó «sentimientos encontrados» tras la noticia del fallecimiento del Papa, dada la celebración de la resurrección de Jesús. Sintió que «el Señor nos está hablando a través del Papa y de sus gestos», recordando su bendición «Urbi et Orbi» desde una silla de ruedas. Interpretó su último recorrido por la Plaza de San Pedro como una despedida antes de irse al cielo: «se despidió para irse al cielo. El Señor lo llamó». Destacó que fue el «primer Papa latinoamericano […] Un regalo de Dios».

 

El obispo invitó a analizar el servicio del Papa a la iglesia, resaltando cómo «el Señor haya llamado a un hombre para su tiempo». Lo comparó con otros «pastores santos» desde el Concilio Vaticano II, como Juan XXIII, que respondieron a las «necesidades de anunciar el evangelio en la época y en la cultura».

 

Recordó el gesto del Papa de ir a Lampedusa por los migrantes, señalando que son «más de 200 millones de personas migrantes en el mundo» y el llamado constante del Papa a preocuparse por ellos: «el Papa nos ha llamado constantemente a preocuparnos también de los migrantes».

 

También mencionó su reciente encuentro con el vicepresidente de Estados Unidos como un llamado «a la paz, a la responsabilidad y también a los líderes que hoy día tienen mayor influencia en el mundo. Ciertamente Estados Unidos». Espera que el presidente estadounidense perciba el mensaje divino para «llamar a la paz, a la concordia, al encuentro entre los pueblos, a respetar también a los seres humanos». Concluyó recordando el mensaje del Papa: «el Señor no nos deja solo».